A vos, que le pasás la lengua por la concha a mi vecina amiga, ojalá que los dioses y las diosas priven de comida a tus dientes. Por tu culpa, una chica antes vigorosa, frontal y acostumbrada a venir a verme apurando el paso, ahora jura, pobrecita, que apenas puede caminar de lo hinchado que le dejaste el clítoris.
At di deaeque dentibus tuis escam
negent, amicae cunnilinge vicinae,
per quem puella fortis ante nec mendax
et quae solebat impigro celer passu
ad nos venire, nunc misella landicae
vix posse iurat ambulare prae fossis.
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