Al abordar el tema de cómo traducir a los clásicos, debemos recordar que no sólo estamos discutiendo posiciones teóricas, sino también estrategias pragmáticas que dan forma a la experiencia de individuos concretos. (J. M. Coetzee)

Horacio, Odas 1, 33

No sufras más, Tibulo,
recordando tanto a la ingrata Glicera.
Pará de escribir elegías, destrozado,
si traicionó tu confianza y ahora
es otro más joven quien brilla a su lado.

Licoris, preciosa y de dulce carácter, está apasionada por Ciro.
Ciro siente, a su vez, atracción por la amarga de Fóloe,
pero antes de que ella aceptara un amante tan feo,
estarían apareándose lobos con cabras en celo.

Así quiere Venus que sea.
Este juego tan cruel la divierte.
Va enlazando en sus yugos de bronce,
las yuntas de cuerpos y almas divergentes

A mí, Mirtale, hija de un liberto,
y más impetuosa que el océano Adriatico
al erosionar el golfo en Calabria,
con su seducción me había encadenado.
Mientras tanto, otro amor,
incluso mejor,
me andaba buscando.


Albi, ne doleas plus nimio memor
inmitis Glycerae, neu miserabilis
decantes elegos, cur tibi iunior
laesa praeniteat fide.
insignem tenui fronte Lycorida
Cyri torret amor, Cyrus in asperam
declinat Pholoen; sed prius Apulis
iungentur capreae lupis,
quam turpi Pholoe peccet adultero.
sic visum Veneri, cui placet inparis
formas atque animos sub iuga aenea
saevo mittere cum ioco.
ipsum me melior cum peteret Venus,
grata detinuit compede Myrtale
libertina, fretis acrior Hadriae
curvantis Calabros sinus.

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