Al abordar el tema de cómo traducir a los clásicos, debemos recordar que no sólo estamos discutiendo posiciones teóricas, sino también estrategias pragmáticas que dan forma a la experiencia de individuos concretos. (J. M. Coetzee)

Horacio, Oda 1, 11

No traduzcas (no se puede) no lo intentes
ese fin que los dioses destinaban
a Leucone o a Horacio como nuestro:
bajo sordas babilónicas estrellas,
no profanes con palabras esos huesos.
Es mejor leer otra cosa, lo que sea.
Ya te queden por delante mil poemas,
ya el último sea este que erosiona
el latín sobre mi lengua que blasfema.
Demorate y saborealo como un vino,
derramalo si querés, rompé la copa:
evapórese el alcohol de tu esperanza
salpicado en el mantel como una gota.
Yo escribo, vos leés, se escapa el tiempo
envidioso de este idioma que lo excede:
carpe diem, no te tomes muy en serio
el mañana que es ayer y después muere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario