Cuando tengo la pija caída y me la empezás a trabajar con esa vieja mano tuya, Filis, siento que tu pulgar me la degüella. Y cuando me decís “ratoncito” o me llamás “ojitos míos”, siento que voy a necesitar diez horas para que se me pare de nuevo. No sabés seducirme. Vos decime: “te voy a dar cien mil, te voy a dar hectáreas fértiles de Setia, te regalo vinos, casa, esclavos, cosas engastadas en oro, mesas”. No hace falta que uses los dedos, Filis, pajeámela así.
Languida cum vetula tractare virilia dextra
Coepisti, iugulor pollice, Phylli, tuo:
Nam cum me murem, cum me tua lumina dicis,
Horis me refici vix puto posse decem.
Blanditias nescis: 'dabo' dic 'tibi milia centum
Et dabo Setini iugera culta soli;
Accipe vina, domum, pueros, chrysendeta, mensas.'
Nil opus est digitis: sic mihi, Phylli, frica.
Adoré su blog, señorita...
ResponderEliminarPodría calificarlo de sublime...
Saludos.