Al abordar el tema de cómo traducir a los clásicos, debemos recordar que no sólo estamos discutiendo posiciones teóricas, sino también estrategias pragmáticas que dan forma a la experiencia de individuos concretos. (J. M. Coetzee)

Catull. 80

¿Que puedo decir, Gelio, del motivo por el que tus pequeños labios rosados se vuelven más blancos que la nieve invernal, no solo a la mañana, cuando salís de tu casa, sino también tipo dos de la tarde, cuando te despertás de esa linda siestita con la que acortás el largo día? No lo sé con certeza. ¿Será verdad lo que se comenta? ¿Eso de que te devoras la parte grande y erecta que calzan los hombres al medio? Sí, es cierto: lo anuncian a viva voz los exhaustos ijares de Victor y tu barba, salpicada con leche viscosa.
 
quid dicam, Gelli, quare rosea ista labella
hiberna fiant candidiora nive,
mane domo cum exis et cum te octava quiete
e molli longo suscitat hora die?
nescioquid certest: an vere fama susurrat
grandia te medii tenta vorare viri?
sic certest: clamant Victoris rupta miselli
ilia, et emulso barba notata sero.

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