Siempre que te lo pido, Ligdo, me jurás que vas a venir, diciéndome cuándo y dónde. Pero, después de un rato acostado, esperando de gusto, al palo por la calentura, muchas veces, te tengo que reemplazar con mi mano izquierda. ¿Qué desearte, mentiroso, ante actitudes y conductas como esas? Ojalá, Ligdo, que termines llevándole la sombrilla a una amante tuerta, como si fueras su esclavo.
constituisque horam constituisque locum.
cum frustra iacui longa prurigine tentus,
succurrit pro te saepe sinistra mihi.
quid precer, o fallax, meritis et moribus istis?
umbellam luscae, Lygde, feras dominae.
No hay comentarios:
Publicar un comentario